English below. Italiano sotto.
La Transkalahari Highway es una carretera que como su nombre indica atraviesa el desierto del Kalahari, uno de los mayores y más antiguos desiertos del mundo. En la lengua local significa “el lugar sin agua” y el único río permanente que lo atraviesa es el mítico Okavango. Hay leones. Son nombres que asociamos al sillón de nuestras casas gracias a los espectaculares documentales que tenemos la fortuna de poder disfrutar en la televisión. Pero una cosa es verlo por televisión y otra verlo con tus propios ojos. Si a mí (Aitor) lo que más me gusta es estar en las montañas, el punto débil de Eve son los animales. Así que después de haber pedaleado “por mí” el Tibet oriental y los Andes ahora tocaba el turno de emborracharnos de animales. Para eso, entre otras cosas, hemos venido a África. Y estar aquí, en sitios con nombres tan sugerentes como Kalahari u Okavango, es ya otro sueño cumplido.
Hay veces que suceden cosas inexplicables (que no dramáticas), como romper cada uno un radio el mismo día….yendo en asfalto y sin ningún obstáculo. Y digo inexplicables porque en los anteriores 80.000 km sólo había roto un radio, en India. Y ahora dónde sucedía esto? En el Kalahari, lejos de la capital, sin un lugar donde poder comprar radios de nuestra medida. Y es que la ley de Murphy es implacable: si llevamos radios de repuesto no rompemos ninguno y si no llevamos, es cuando los rompemos… es así y punto. Pero siempre se sale del paso con la ayuda de la gente. Como siempre. Esta vez fue una perfecta cadena de ángeles celestiales quienes nos sacaron del agujero. Santi y Estefan nos llevaron a su granja (desde la que oíamos leones) y nos acercaron hasta Maun. Orbea se encargó de mandarnos repuestos desde casa. Edurne (African Trails) nos hospedó y mimó en Maun. Cuando nos hartamos de esperar y salimos con unos radios usados sacados de otras bicis viejas, y volvimos a romper más radios, Thomas nos alojó en el Shakawe River Lodge mientras esperábamos a los repuestos de Orbea, repuestos que entre Guy y Thomas llegaron finalmente a nuestras manos. En total tres semanas. Tres semanas que podrían haber sido interminables si no hubiera sido por esta extraordinaria gente. A todos, gracias. Ya podíamos proseguir sin problemas.
Gracias a Tom pudimos volar en avioneta sobre el Delta del Okavango y ver en miniatura animales grandiosos como los elefantes y las jirafas. Hacía tiempo que no había tanta agua y muchas zonas, incluyendo la vía principal, estaban anegadas e impracticables para los 4x4. Los hipopótamos eran felices en esta situación y por las noches oírles mientras se bañaban, chapoteaban o comían hierba desde los ríos se convirtió en un sonido maravillosamente habitual para nuestros oídos. En la carretera hacíamos largas distancias para llegar a núcleos habitados donde poder montar la tienda sin tener miedo a tener leones merodeando cerca por la noche. Ya nos pasó una. Acampamos detrás de una valla pero el recinto permaneció con la verja abierta toda la noche. Una leona con varios cachorros rugía y rugía y nosotros escuchábamos fascinados y cagados a partes iguales. La gente era tímida y simpática, igual que la policía (no como en Namibia) y sin prisa pero sin pausa nos plantábamos en la estrecha franja del Caprivi, región de bosquimanos que luchan con el gobierno para poder ejercer su derecho milenario a cazar y a vivir como lo han hecho sus antepasados. Los gobiernos consideran esta práctica peligrosa para el ecosistema. Las minas de diamante no.
Después de las averías es como si la suerte hubiera cambiado de lado. Nos asombramos de la suerte que hemos tenido conociendo la gente justa en el momento justo. Así nos pasó con Horst y su Ndhovu Lodge, Rachelle y el Caprivi Houseboat Safaris, o el Thebe River Lodge y el Kubu Lodge… O Simone, un italiano que pasaba por ahí y nos ofreció hacer algo diferente como entrar en Kasane desde la frontera con Namibia por el río Chobe, toda una experiencia para ver un montón de animales sin turistas. Aunque para ver la fauna los turistas nos importaban poco. Disfrutamos como pocas veces lo habíamos hecho antes con los safaris y los paseos en barca por los ríos, y eso que después de las lluvias no es la mejor época para ver animales. Daba igual, vimos muchos y nos sentimos inmensamente afortunados. Fueron días inolvidables, recuerdos imborrables para unas alforjas que ya habían visto mucho pero nunca nada como esto. Botswana nos dejó en un estado de tal felicidad que sin darnos cuenta habíamos cruzado de país y nos encontrábamos delante de una de las mayores cataratas del mundo.
Pero esa, será otra historia… (fotos debajo)
La Transkalahari Highway es una carretera que como su nombre indica atraviesa el desierto del Kalahari, uno de los mayores y más antiguos desiertos del mundo. En la lengua local significa “el lugar sin agua” y el único río permanente que lo atraviesa es el mítico Okavango. Hay leones. Son nombres que asociamos al sillón de nuestras casas gracias a los espectaculares documentales que tenemos la fortuna de poder disfrutar en la televisión. Pero una cosa es verlo por televisión y otra verlo con tus propios ojos. Si a mí (Aitor) lo que más me gusta es estar en las montañas, el punto débil de Eve son los animales. Así que después de haber pedaleado “por mí” el Tibet oriental y los Andes ahora tocaba el turno de emborracharnos de animales. Para eso, entre otras cosas, hemos venido a África. Y estar aquí, en sitios con nombres tan sugerentes como Kalahari u Okavango, es ya otro sueño cumplido.
Hay veces que suceden cosas inexplicables (que no dramáticas), como romper cada uno un radio el mismo día….yendo en asfalto y sin ningún obstáculo. Y digo inexplicables porque en los anteriores 80.000 km sólo había roto un radio, en India. Y ahora dónde sucedía esto? En el Kalahari, lejos de la capital, sin un lugar donde poder comprar radios de nuestra medida. Y es que la ley de Murphy es implacable: si llevamos radios de repuesto no rompemos ninguno y si no llevamos, es cuando los rompemos… es así y punto. Pero siempre se sale del paso con la ayuda de la gente. Como siempre. Esta vez fue una perfecta cadena de ángeles celestiales quienes nos sacaron del agujero. Santi y Estefan nos llevaron a su granja (desde la que oíamos leones) y nos acercaron hasta Maun. Orbea se encargó de mandarnos repuestos desde casa. Edurne (African Trails) nos hospedó y mimó en Maun. Cuando nos hartamos de esperar y salimos con unos radios usados sacados de otras bicis viejas, y volvimos a romper más radios, Thomas nos alojó en el Shakawe River Lodge mientras esperábamos a los repuestos de Orbea, repuestos que entre Guy y Thomas llegaron finalmente a nuestras manos. En total tres semanas. Tres semanas que podrían haber sido interminables si no hubiera sido por esta extraordinaria gente. A todos, gracias. Ya podíamos proseguir sin problemas.
Gracias a Tom pudimos volar en avioneta sobre el Delta del Okavango y ver en miniatura animales grandiosos como los elefantes y las jirafas. Hacía tiempo que no había tanta agua y muchas zonas, incluyendo la vía principal, estaban anegadas e impracticables para los 4x4. Los hipopótamos eran felices en esta situación y por las noches oírles mientras se bañaban, chapoteaban o comían hierba desde los ríos se convirtió en un sonido maravillosamente habitual para nuestros oídos. En la carretera hacíamos largas distancias para llegar a núcleos habitados donde poder montar la tienda sin tener miedo a tener leones merodeando cerca por la noche. Ya nos pasó una. Acampamos detrás de una valla pero el recinto permaneció con la verja abierta toda la noche. Una leona con varios cachorros rugía y rugía y nosotros escuchábamos fascinados y cagados a partes iguales. La gente era tímida y simpática, igual que la policía (no como en Namibia) y sin prisa pero sin pausa nos plantábamos en la estrecha franja del Caprivi, región de bosquimanos que luchan con el gobierno para poder ejercer su derecho milenario a cazar y a vivir como lo han hecho sus antepasados. Los gobiernos consideran esta práctica peligrosa para el ecosistema. Las minas de diamante no.
Después de las averías es como si la suerte hubiera cambiado de lado. Nos asombramos de la suerte que hemos tenido conociendo la gente justa en el momento justo. Así nos pasó con Horst y su Ndhovu Lodge, Rachelle y el Caprivi Houseboat Safaris, o el Thebe River Lodge y el Kubu Lodge… O Simone, un italiano que pasaba por ahí y nos ofreció hacer algo diferente como entrar en Kasane desde la frontera con Namibia por el río Chobe, toda una experiencia para ver un montón de animales sin turistas. Aunque para ver la fauna los turistas nos importaban poco. Disfrutamos como pocas veces lo habíamos hecho antes con los safaris y los paseos en barca por los ríos, y eso que después de las lluvias no es la mejor época para ver animales. Daba igual, vimos muchos y nos sentimos inmensamente afortunados. Fueron días inolvidables, recuerdos imborrables para unas alforjas que ya habían visto mucho pero nunca nada como esto. Botswana nos dejó en un estado de tal felicidad que sin darnos cuenta habíamos cruzado de país y nos encontrábamos delante de una de las mayores cataratas del mundo.
Pero esa, será otra historia… (fotos debajo)
English
The Transkalahari Highway, as the name suggests, is a road that crosses the Kalahari Desert, one of the world´s biggest and oldest. In the local language it means “the place without water” and the only constantly flowing river that crosses it is the legendary Okavango. There are lions here. This word makes us think about our couch at home, where we used to enjoy extraordinary documentaries on TV. But to see them in the wild is a whole different story. If my passion is cycling in the mountains, Eve is crazy about animals. So, after cycling Eastern Tibet and the Andes “for me”, now it is time to enjoy the animals. This is one of the reasons why we came to Africa. To be here, surrounded by exotic names like Kalahari and Okavango, is another dream that became true.
Sometimes weird things happen, like breaking a spoke each on the same day…while cycling on tarmac without any hazard. And I say weird because in the previous 80.000 km I only broke one single spoke in India. And now where do these ones brake? In the Kalahari, far away from the capital city, with no possibility to find spare ones. Murphy´s law never fails: if we have spare spokes we don´t break any, if we don´t have spare spokes they break…there is nothing to do. But again, we got out of trouble with someone´s help. This time a perfect team of guardian angels helped us out. Santi and Estefan invited us to their farm (where we heard lions roaring at night) and brought us to Maun. Orbea sent us some spare parts from home. Edurne (African Trails) hosted and spoiled us in Maun. When we had enough of waiting and decided to leave with some used spokes taken from some old bikes, and of course more spokes broke on the road, Thomas hosted us in the Shakawe River Lodge while we waited for the spares sent by Orbea. Thanks to Guy and Thomas, these spare parts were finally delivered to us after three weeks. Three weeks that could have been never ending, if it wouldn´t have been for these wonderful people. Thanks to everyone. Now we could keep going on without problems.
Thanks to Tom we could fly above the Okavango Delta and observe elephants and giraffes from up there. There was much more water than usual and many areas, including the main road, were flooded and impassable even for 4wheel drives. Hippos were very happy and we got used to listen to them every night, splashing in the water and eating tonnes of grass. We covered long distances every day, in order to get to a village where we could pitch our tent without worrying about being surrounded by lions at night. This happened anyway once, when we camped inside a fenced compound where strangely enough they left the main gate open all night. A lioness with several cubs was roaring and roaring the whole night, while we were listening motionless and silently, fascinated and at the same time in awe. People in Botswana were shy but nice, including the police (not like the Namibian police). Slowly but steady we arrived in the Caprivi Strip, land of bushmen who are fighting against the government to gain back their millenary right to hunt and live like their ancestors did. Governments consider this practice dangerous for the ecosystem. But diamond mines are not…
After all the breakdowns, our luck shifted. We were surprised about how lucky we have been to meet the right people at the right moment. This is what happened with Horst and his Ndhovu Lodge, Rachelle and Caprivi Houseboat Safaris, or the Thebe River Lodge and the Kubu Lodge…Or with Simone, an Italian who we met by chance and offered us to get to Kasane through the Namibian border crossing of the Chobe River, an unexpected and wonderful experience that permitted us to see lots of animals without being surrounded by lots of tourists. But to be honest, we were so excited about being there that the crowds of tourists did not bother us at all. We had a great time during the safaris and boat rides, even if it was not the perfect season to see animals. But it didn´t matter, we saw a lot anyway and felt extremely lucky. Those were unforgettable days, fantastic memories to put in our panniers, already full of beautiful sights, but nothing like this. Botswana made us so happy that without noticing we had already crossed into another country and found ourselves in front of one of the world´s biggest waterfalls.
But this is another story… (pictures below)
Italiano
La Transkalahari Highway, come suggerisce il nome, é una strada che attraversa il deserto del Kalahari, uno dei deserti piú grandi ed antichi del mondo. Nella lingua locale significa “il luogo senz´acqua” e l´unico fiume permanente che lo attraversa é il mitico Okavango. Ci sono leoni qui. É una parola che associamo automaticamente alla poltrona di casa nostra, grazie ai meravigliosi documentari che si possono vedere in televisione. Ma vederli con i propri occhi é tutta un´altra cosa. Se la mia (Aitor) grande passione sono le montagne, il punto debole di Eve sono gli animali. Cosí, dopo aver pedalato “per me” il Tibet Orientale e le Ande facendo un´overdose di passi di montagna, ora era il momento di ubriacarci di animali. Questa é una delle ragioni per le quali siamo venuti in Africa. E trovarci qui, in luoghi dal nome cosí esotico come Kalahari o Okavango, é un altro sogno che si é realizzato.
A volte succedono cose inspiegabili, come rompere un raggio a testa esattamente lo stesso giorno...su una strada asfaltata e senza il minimo ostacolo. Dico inspiegabile perché negli 80.000 km precedenti mi si era rotto solamente un raggio, in India. E adesso dove ci succede? Nel Kalahari, lontani dalla capitale, in un posto dove é impossibile comprare raggi della nostra misura. Non c´é niente da fare, la legge di Murphy é implacabile: quando abbiamo raggi di ricambio non si rompono, e quando non ne abbiamo, si rompono...Peró come sempre abbiamo trovato gente che ci ha aiutati. Questa volta é stata una sequenza perfetta di angeli custodi che ci hanno appoggiati in tutti i modi. Santi e Estefan ci hanno ospitati nella loro fattoria (da dove si sentivano ruggire leoni) e ci hanno portati a Maun. Orbea si é incaricata di mandarci i pezzi di ricambio da casa. Edurne (African Trails) ci ha ospitati e viziati a Maun. Quando ci siamo stufati di aspettare e siamo partiti con dei raggi usati presi da delle biciclette vecchie, e pedalando ovviamente ci si sono rotti altri raggi, Thomas ci ha ospitati nel Shakawe River Lodge mentre attendevamo i pezzi di ricambio della Orbea, pezzi che tra Guy e Thomas ci sono stati finalmente consegnati dopo tre settimane. Tre settimane che avrebbero potuto essere interminabili, se non fosse stato per tutte queste straordinarie persone. Grazie a tutti di cuore. Finalmente potevamo proseguire il viaggio senza problemi.
Grazie a Tom abbiamo potuto sorvolare in aereo il Delta dell´Okavango e vedere in miniatura animali grandiosi come gli elefanti o le giraffe. Era da tempo che non c´era cosí tanta acqua e molte zone, inclusa la strada principale, erano inondate ed impraticabili anche per i 4x4. Situazione idillica per gli ippopotami ed un gran piacere per noi sentirli immergersi e sguazzare nell´acqua o sgranocchiare l´erba. Un rumore notturno al quale ci siamo abituati con gioia e che piú avanti ci sarebbe mancato. In Botswana abbiamo percorso giornalmente distanze molto lunghe, con lo scopo di arrivare a centri abitati per poter montare la tenda in sicurezza, senza aver paura di fare un incontro ravvicinato notturno con i leoni. Una notte abbiamo accampato dietro il recinto di alcuni uffici di un parco nazionale, dove peró - per non si sa quale motivo - hanno lasciato il cancello principale aperto tutta la notte. Una leonessa con vari cuccioli ruggiva e ruggiva vicinissimo a noi, che ascoltavamo fermi e zitti tra un misto di suggestione e terrore. La gente in Botswana era timida e simpatica, inclusa la polizia (a differenza di quella namibiana). A poco a poco siamo arrivati nella striscia del Caprivi, regione di boscimani che lottano contro il governo per poter continuare ad esercitare il loro diritto millenario di cacciare e vivere come i loro antenati. I governi considerano questa pratica pericolosa per l´ecosistema. Ma le miniere di diamente no....
Dopo il susseguirsi di problemi tecnici, la fortuna ha finalmente girato. Ci siamo stupiti della fortuna sfacciata che abbiamo avuto incontrando la gente giusta al momento giusto. Cosí é stato con Horst ed il suo Ndhovu Lodge, Rachelle e il Caprivi Houseboat Safaris, o il Thebe River Lodge ed il Kubu Lodge...O Simone, un italiano incontrato per caso che ci ha offerto la fantastica alternativa di arrivare a Kasane attraverso la frontiera namibiana del fiume Chobe, un´esperienza fantastica durante la quale abbiamo visto moltissimi animali senza essere circondati da turisti. Anche se c´é da dire che per vedere gli animali anche le masnade di turisti sono passate in secondo piano. Ci siamo goduti un sacco i safari e le escursioni in barca lungo il fiume, nonostante non fosse la stagione migliore per gli avvistamenti. Ma che importa, ne abbiamo visti tantissimi e ci consideriamo davvero fortunati. Sono stati giorni indimenticabili, ricordi indelebili da mettere nelle nostre borse che avevano giá visto molte cose, ma mai niente di simile. Il Botswana ci ha lasciati in uno stato di felicitá e senza rendercene conto ci siamo ritrovati in un altro paese, davanti ad una delle cascate piú grandi del mondo.
Peró questa é un´altra storia...
The Transkalahari Highway, as the name suggests, is a road that crosses the Kalahari Desert, one of the world´s biggest and oldest. In the local language it means “the place without water” and the only constantly flowing river that crosses it is the legendary Okavango. There are lions here. This word makes us think about our couch at home, where we used to enjoy extraordinary documentaries on TV. But to see them in the wild is a whole different story. If my passion is cycling in the mountains, Eve is crazy about animals. So, after cycling Eastern Tibet and the Andes “for me”, now it is time to enjoy the animals. This is one of the reasons why we came to Africa. To be here, surrounded by exotic names like Kalahari and Okavango, is another dream that became true.
Sometimes weird things happen, like breaking a spoke each on the same day…while cycling on tarmac without any hazard. And I say weird because in the previous 80.000 km I only broke one single spoke in India. And now where do these ones brake? In the Kalahari, far away from the capital city, with no possibility to find spare ones. Murphy´s law never fails: if we have spare spokes we don´t break any, if we don´t have spare spokes they break…there is nothing to do. But again, we got out of trouble with someone´s help. This time a perfect team of guardian angels helped us out. Santi and Estefan invited us to their farm (where we heard lions roaring at night) and brought us to Maun. Orbea sent us some spare parts from home. Edurne (African Trails) hosted and spoiled us in Maun. When we had enough of waiting and decided to leave with some used spokes taken from some old bikes, and of course more spokes broke on the road, Thomas hosted us in the Shakawe River Lodge while we waited for the spares sent by Orbea. Thanks to Guy and Thomas, these spare parts were finally delivered to us after three weeks. Three weeks that could have been never ending, if it wouldn´t have been for these wonderful people. Thanks to everyone. Now we could keep going on without problems.
Thanks to Tom we could fly above the Okavango Delta and observe elephants and giraffes from up there. There was much more water than usual and many areas, including the main road, were flooded and impassable even for 4wheel drives. Hippos were very happy and we got used to listen to them every night, splashing in the water and eating tonnes of grass. We covered long distances every day, in order to get to a village where we could pitch our tent without worrying about being surrounded by lions at night. This happened anyway once, when we camped inside a fenced compound where strangely enough they left the main gate open all night. A lioness with several cubs was roaring and roaring the whole night, while we were listening motionless and silently, fascinated and at the same time in awe. People in Botswana were shy but nice, including the police (not like the Namibian police). Slowly but steady we arrived in the Caprivi Strip, land of bushmen who are fighting against the government to gain back their millenary right to hunt and live like their ancestors did. Governments consider this practice dangerous for the ecosystem. But diamond mines are not…
After all the breakdowns, our luck shifted. We were surprised about how lucky we have been to meet the right people at the right moment. This is what happened with Horst and his Ndhovu Lodge, Rachelle and Caprivi Houseboat Safaris, or the Thebe River Lodge and the Kubu Lodge…Or with Simone, an Italian who we met by chance and offered us to get to Kasane through the Namibian border crossing of the Chobe River, an unexpected and wonderful experience that permitted us to see lots of animals without being surrounded by lots of tourists. But to be honest, we were so excited about being there that the crowds of tourists did not bother us at all. We had a great time during the safaris and boat rides, even if it was not the perfect season to see animals. But it didn´t matter, we saw a lot anyway and felt extremely lucky. Those were unforgettable days, fantastic memories to put in our panniers, already full of beautiful sights, but nothing like this. Botswana made us so happy that without noticing we had already crossed into another country and found ourselves in front of one of the world´s biggest waterfalls.
But this is another story… (pictures below)
Italiano
La Transkalahari Highway, come suggerisce il nome, é una strada che attraversa il deserto del Kalahari, uno dei deserti piú grandi ed antichi del mondo. Nella lingua locale significa “il luogo senz´acqua” e l´unico fiume permanente che lo attraversa é il mitico Okavango. Ci sono leoni qui. É una parola che associamo automaticamente alla poltrona di casa nostra, grazie ai meravigliosi documentari che si possono vedere in televisione. Ma vederli con i propri occhi é tutta un´altra cosa. Se la mia (Aitor) grande passione sono le montagne, il punto debole di Eve sono gli animali. Cosí, dopo aver pedalato “per me” il Tibet Orientale e le Ande facendo un´overdose di passi di montagna, ora era il momento di ubriacarci di animali. Questa é una delle ragioni per le quali siamo venuti in Africa. E trovarci qui, in luoghi dal nome cosí esotico come Kalahari o Okavango, é un altro sogno che si é realizzato.
A volte succedono cose inspiegabili, come rompere un raggio a testa esattamente lo stesso giorno...su una strada asfaltata e senza il minimo ostacolo. Dico inspiegabile perché negli 80.000 km precedenti mi si era rotto solamente un raggio, in India. E adesso dove ci succede? Nel Kalahari, lontani dalla capitale, in un posto dove é impossibile comprare raggi della nostra misura. Non c´é niente da fare, la legge di Murphy é implacabile: quando abbiamo raggi di ricambio non si rompono, e quando non ne abbiamo, si rompono...Peró come sempre abbiamo trovato gente che ci ha aiutati. Questa volta é stata una sequenza perfetta di angeli custodi che ci hanno appoggiati in tutti i modi. Santi e Estefan ci hanno ospitati nella loro fattoria (da dove si sentivano ruggire leoni) e ci hanno portati a Maun. Orbea si é incaricata di mandarci i pezzi di ricambio da casa. Edurne (African Trails) ci ha ospitati e viziati a Maun. Quando ci siamo stufati di aspettare e siamo partiti con dei raggi usati presi da delle biciclette vecchie, e pedalando ovviamente ci si sono rotti altri raggi, Thomas ci ha ospitati nel Shakawe River Lodge mentre attendevamo i pezzi di ricambio della Orbea, pezzi che tra Guy e Thomas ci sono stati finalmente consegnati dopo tre settimane. Tre settimane che avrebbero potuto essere interminabili, se non fosse stato per tutte queste straordinarie persone. Grazie a tutti di cuore. Finalmente potevamo proseguire il viaggio senza problemi.
Grazie a Tom abbiamo potuto sorvolare in aereo il Delta dell´Okavango e vedere in miniatura animali grandiosi come gli elefanti o le giraffe. Era da tempo che non c´era cosí tanta acqua e molte zone, inclusa la strada principale, erano inondate ed impraticabili anche per i 4x4. Situazione idillica per gli ippopotami ed un gran piacere per noi sentirli immergersi e sguazzare nell´acqua o sgranocchiare l´erba. Un rumore notturno al quale ci siamo abituati con gioia e che piú avanti ci sarebbe mancato. In Botswana abbiamo percorso giornalmente distanze molto lunghe, con lo scopo di arrivare a centri abitati per poter montare la tenda in sicurezza, senza aver paura di fare un incontro ravvicinato notturno con i leoni. Una notte abbiamo accampato dietro il recinto di alcuni uffici di un parco nazionale, dove peró - per non si sa quale motivo - hanno lasciato il cancello principale aperto tutta la notte. Una leonessa con vari cuccioli ruggiva e ruggiva vicinissimo a noi, che ascoltavamo fermi e zitti tra un misto di suggestione e terrore. La gente in Botswana era timida e simpatica, inclusa la polizia (a differenza di quella namibiana). A poco a poco siamo arrivati nella striscia del Caprivi, regione di boscimani che lottano contro il governo per poter continuare ad esercitare il loro diritto millenario di cacciare e vivere come i loro antenati. I governi considerano questa pratica pericolosa per l´ecosistema. Ma le miniere di diamente no....
Dopo il susseguirsi di problemi tecnici, la fortuna ha finalmente girato. Ci siamo stupiti della fortuna sfacciata che abbiamo avuto incontrando la gente giusta al momento giusto. Cosí é stato con Horst ed il suo Ndhovu Lodge, Rachelle e il Caprivi Houseboat Safaris, o il Thebe River Lodge ed il Kubu Lodge...O Simone, un italiano incontrato per caso che ci ha offerto la fantastica alternativa di arrivare a Kasane attraverso la frontiera namibiana del fiume Chobe, un´esperienza fantastica durante la quale abbiamo visto moltissimi animali senza essere circondati da turisti. Anche se c´é da dire che per vedere gli animali anche le masnade di turisti sono passate in secondo piano. Ci siamo goduti un sacco i safari e le escursioni in barca lungo il fiume, nonostante non fosse la stagione migliore per gli avvistamenti. Ma che importa, ne abbiamo visti tantissimi e ci consideriamo davvero fortunati. Sono stati giorni indimenticabili, ricordi indelebili da mettere nelle nostre borse che avevano giá visto molte cose, ma mai niente di simile. Il Botswana ci ha lasciati in uno stato di felicitá e senza rendercene conto ci siamo ritrovati in un altro paese, davanti ad una delle cascate piú grandi del mondo.
Peró questa é un´altra storia...
Cielos azules, caminos naranjas, sombras deseadas…África! Blue skies, orange paths, wonderful and desired shades…Africa! Cielo azzurro, strade arancioni, ombre agognate…Africa! |
Niños, burros y agua, una constante en este continente. Las mujeres y los niños son quienes realizan la dura tarea de acarrear agua todos los días, a veces por kilómetros, la mayoría de las veces, caminando. Children, donkeys and water, a routine in this continent. Women and children are in charge of the hard daily task of collecting water, sometimes for several kilometres, almost always walking. Bambini, asini e acqua, una costante in questo continente. Le donne e i bambini sono gli incaricati del duro compito giornaliero del trasporto dell´acqua, a volte per tanti chilometri, quasi sempre camminando. |
El mítico río Okavango, por fin lo teníamos delante! The mythical Okavango River, finally we had it there! Il mitico fiume Okavango, finalmente ce l´avevamo davanti! |
No hay otra. En caminos de tierra toca chupar polvo. That´s how it is. On gravel roads you have to swallow dust. Non c´é niente da fare. Sulle strade sterrate bisogna ingoiare polvere. |
Imposible resistirse a un saludo con un camaleón… It is impossible not to greet a friendly chameleon… É impossibile non fermarsi a salutare un camaleonte... |
Caprivi, allá vamos! Caprivi, here we come! Caprivi, arriviamo! |
Toca dormir. It´s nap time. É ora della pennichella. |
Los impalas jóvenes juegan a luchar como lo hacen los mayores. Young impalas play fighting imitating the adults. I giovani impala giocano alla lotta imitando gli adulti. |
“A mí que nadie me meta prisa!” “Do not dare rushing me!” “Che nessuno mi metta fretta!” |
Los cielos también tienen sus pequeñas (y no tan pequeñas) maravillas… Also skies have their small (and not so small) wonders… Anche i cieli hanno le loro piccole (e non tanto piccole) meraviglie... |
El bostezo más terrible de la sabana. The most terrible yawn in the Savannah. Lo sbadiglio piú terribile della savana. |
Época de abundancia en el río Chobe. Good times in the Chobe River. Tempi di abbondanza nel fiume Chobe. |
Tímidas y escurridizas. Shy and elusive. Timide e sfuggenti. |
La elegancia personificada. The personification of elegance. L´eleganza in persona. |
El rey de la supervivencia. The King of survival. Il re della sopravvivenza. |
Bye bye Botswana! |